La palabra "turbación" tiene un significado bíblico muy profundo y representa un concepto espiritual fundamental en el contexto de las Escrituras. Su etimología y origen se remontan a las palabras latinas "turbo" y "turbare", que significan "mover o perturbar". En la Biblia, este término se utiliza para describir un estado de agitación, confusión o inquietud emocional que puede afectar tanto a individuos como a comunidades enteras.
En el Antiguo Testamento, la turbación se menciona en varios pasajes, principalmente relacionados con la angustia y la aflicción que experimentan los creyentes cuando se enfrentan a situaciones difíciles. Por ejemplo, en el Salmo 55:5, el salmista clama: "Mi corazón está turbado dentro de mí, y me asaltan los terrores de la muerte". Aquí, la turbación se presenta como una respuesta natural ante el miedo y la incertidumbre.
En otros pasajes del Antiguo Testamento, la turbación se asocia con la convicción de pecado y la necesidad de arrepentimiento. En el libro de Daniel, el rey Nabucodonosor experimenta una profunda turbación después de tener un sueño perturbador y busca desesperadamente una interpretación (Daniel 2:1-3). Esta turbación es un llamado a la reflexión y una señal de la necesidad de buscar a Dios.
En el Nuevo Testamento, la turbación adquiere un significado aún más profundo. Jesús habla sobre la turbación en varias ocasiones, enfatizando la importancia de confiar en Dios y no dejarse llevar por la ansiedad. En Juan 14:1, Jesús dice a sus discípulos: "No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí". Aquí, Jesús ofrece consuelo y aliento a sus seguidores, recordándoles que la turbación no debe dominar sus vidas.
En el contexto bíblico, la turbación representa una lucha espiritual entre la fe y el miedo. Es un recordatorio de la fragilidad humana y la necesidad de depender de Dios en todas las circunstancias. La turbación puede surgir debido a diversas situaciones, como enfermedades, pérdidas, persecución o pruebas de fe, pero el mensaje bíblico es claro: confiar en Dios y encontrar paz en medio de la turbación.
En resumen, la turbación es un concepto bíblico que se refiere a un estado de agitación y confusión emocional. Su etimología y origen se encuentran en las palabras latinas que significan "mover o perturbar". En la Biblia, la turbación se presenta como una respuesta natural ante el miedo, la incertidumbre y la convicción de pecado. Jesús enseña a sus seguidores a confiar en Dios y no dejarse llevar por la turbación, recordándoles que Él es el camino hacia la paz en medio de las dificultades.
Última actualización: 03 febrero, 2024
Hemos encontrado los siguientes pasajes que hablan de turbación:
Deuteronomio 28:28
Jehová te herirá con locura, ceguera y turbación de espíritu;
2 Crónicas 29:8
Por tanto, la ira de Jehová ha venido sobre Judá y Jerusalén, y los ha entregado a turbación, a execración y a escarnio, como veis vosotros con vuestros ojos.
Job 3:26
No he tenido paz, no me aseguré, ni estuve reposado; No obstante, me vino turbación.
Job 30:15
Se han revuelto turbaciones sobre mí; Combatieron como viento mi honor, Y mi prosperidad pasó como nube.
Proverbios 15:6
En la casa del justo hay gran provisión; Pero turbación en las ganancias del impío.
Isaías 17:14
Al tiempo de la tarde, he aquí la turbación, pero antes de la mañana el enemigo ya no existe. Esta es la parte de los que nos aplastan, y la suerte de los que nos saquean.
Jeremías 8:15
Esperamos paz, y no hubo bien; día de curación, y he aquí turbación.
Jeremías 14:19
¿Has desechado enteramente a Judá? ¿Ha aborrecido tu alma a Sion? ¿Por qué nos hiciste herir sin que haya remedio? Esperamos paz, y no hubo bien; tiempo de curación, y he aquí turbación.
Ezequiel 22:5
Las que están cerca de ti y las que están lejos se reirán de ti, amancillada de nombre, y de grande turbación.
Ezequiel 23:46
Por lo que así ha dicho Jehová el Señor: Yo haré subir contra ellas tropas, las entregaré a turbación y a rapiña,