La siega es un término que se menciona con frecuencia en la Biblia y que tiene una gran importancia simbólica y espiritual. La palabra siega proviene del latín "secta" que significa "corte" o "separación". En la Biblia, la siega se refiere al proceso de cosechar los cultivos, especialmente los cereales, para recoger los frutos que han madurado. Pero también tiene un significado más profundo, que se relaciona con la vida espiritual y la relación del hombre con Dios.
En la Biblia, la siega se menciona en numerosas ocasiones, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. En el Antiguo Testamento, la siega se relaciona con los ritos y ceremonias que se llevaban a cabo en el Templo de Jerusalén, donde se ofrecían los primeros frutos de la cosecha a Dios. Pero también se utiliza como una metáfora para describir el juicio de Dios sobre su pueblo, como en el libro de Jeremías:
"La siega ha pasado, el verano se ha acabado, y nosotros no hemos sido salvados." (Jeremías 8:20)
En el Nuevo Testamento, la siega se asocia con la predicación del Evangelio y la conversión de los pecadores. Jesús habla de la siega en varias ocasiones, como en el Evangelio de Mateo:
"La mies es abundante, pero los obreros son pocos. Rogad, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies." (Mateo 9:37-38)
La siega también se menciona en el libro del Apocalipsis, donde se representa como el juicio final de Dios sobre la humanidad:
"Y vi, y he aquí una nube blanca, y sobre la nube uno sentado semejante al Hijo del Hombre, que tenía en la cabeza una corona de oro, y en la mano una hoz aguda. Y otro ángel salió del templo, clamando a gran voz al que estaba sentado sobre la nube: Mete tu hoz, y siega; porque ha llegado la hora de segar, pues la mies de la tierra está madura." (Apocalipsis 14:14-15)
La siega tiene un significado espiritual profundo en la Biblia. Se utiliza como una metáfora para describir el juicio de Dios sobre su pueblo y el final de los tiempos. Pero también se relaciona con la conversión de los pecadores y la salvación de las almas.
En la parábola del sembrador, Jesús utiliza la imagen de la siega para describir la cosecha espiritual que se produce en la vida de aquellos que reciben la Palabra de Dios y la ponen en práctica:
"Oíd, pues, vosotros la parábola del sembrador: Cuando alguno oye la palabra del reino y no la entiende, viene el malo, y arrebata lo que fue sembrado en su corazón. Este es el que fue sembrado junto al camino. Y el que fue sembrado en pedregales, éste es el que oye la palabra, y al momento la recibe con gozo; pero no tiene raíz en sí, sino que es de corta duración, pues al venir la aflicción o la persecución por causa de la palabra, luego tropieza. Y el que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la palabra, pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa. Mas el que fue sembrado en buena tierra, éste es el que oye y entiende la palabra, y da fruto; y produce a ciento, a sesenta, y a treinta por uno." (Mateo 13:18-23)
En esta parábola, la siega representa la cosecha espiritual que se produce en la vida de aquellos que reciben la Palabra de Dios y la ponen en práctica. Es una imagen poder
Última actualización: 13 mayo, 2023
Hemos encontrado los siguientes pasajes que hablan de siega:
Rut 1:22
Así volvió Noemí, y Rut la moabita su nuera con ella; volvió de los campos de Moab, y llegaron a Belén al comienzo de la siega de la cebada.
2 Samuel 23:13
Y tres de los treinta jefes descendieron y vinieron en tiempo de la siega a David en la cueva de Adulam; y el campamento de los filisteos estaba en el valle de Refaim.
Job 4:8
Como yo he visto, los que aran iniquidad Y siembran injuria, la siegan.
Proverbios 20:4
El perezoso no ara a causa del invierno; Pedirá, pues, en la siega, y no hallará.
Proverbios 26:1
Como no conviene la nieve en el verano, ni la lluvia en la siega, Así no conviene al necio la honra.