La palabra "lisonjear" es una palabra que se utiliza en la Biblia para describir el acto de alabar a alguien con el fin de obtener algo a cambio. La palabra proviene del latín "laudare", que significa alabar o elogiar. En la Biblia, lisonjear se menciona en varios pasajes tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento.
En el Antiguo Testamento, lisonjear se menciona en el libro de Job, donde se describe a los amigos de Job como aquellos que "lisonjean con sus amigos para obtener provecho" (Job 17:5). También se menciona en el libro de Salmos, donde se dice que "los labios del lisonjero son blandos, pero su corazón está lleno de engaño" (Salmo 55:21).
En el Nuevo Testamento, lisonjear se menciona en el libro de Romanos, donde se describe a los que "lisonjean con sus palabras suaves y halagadoras a los corazones de los simples" (Romanos 16:18). También se menciona en el libro de Gálatas, donde se dice que "si yo todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo" (Gálatas 1:10).
En resumen, lisonjear en la Biblia se refiere a la práctica de alabar a alguien con el fin de obtener algo a cambio. A menudo se utiliza para describir a aquellos que utilizan palabras suaves y halagadoras para manipular a los demás y obtener lo que quieren.
Es importante tener en cuenta que la Biblia no condena todo tipo de elogio. De hecho, la Biblia nos enseña que debemos animarnos mutuamente y edificarnos unos a otros con nuestras palabras (1 Tesalonicenses 5:11). Sin embargo, el elogio debe ser sincero y no tener ninguna motivación oculta detrás de él.
La Biblia también nos advierte contra el lisonjear a los ricos y poderosos. En Proverbios 28:23 se dice: "El que reprende al hombre hallará después más gracia que el que lisonjea con la lengua". Esto nos recuerda que debemos ser honestos y francos con los demás, incluso si eso significa enfrentarnos a la crítica o la oposición.
En conclusión, lisonjear en la Biblia se refiere a la práctica de alabar a alguien con el fin de obtener algo a cambio. La Biblia nos enseña que debemos ser sinceros y francos en nuestras palabras, y que debemos evitar el lisonjear a los ricos y poderosos. Al practicar la honestidad y la franqueza en nuestras palabras, podemos edificarnos mutuamente y agradar a Dios.
Última actualización: 13 mayo, 2023
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