La palabra "contaminación" tiene un significado muy importante en el contexto bíblico y representa una realidad espiritual que afecta a la humanidad y a toda la creación. Su etimología se deriva del latín "contaminare", que significa "hacer impuro" o "corromper". En la Biblia, este término se utiliza para describir la acción de ensuciar o corromper algo que originalmente era puro y santo.
En el Antiguo Testamento, se menciona la contaminación en diferentes contextos. Por un lado, se refiere a la contaminación de la tierra y los animales a través de la desobediencia y el pecado del pueblo de Israel. Por otro lado, se habla de la contaminación espiritual que resulta de la idolatría y la adoración de dioses falsos.
En el libro de Levítico, encontramos una amplia descripción de las leyes y regulaciones que el pueblo de Israel debía seguir para evitar la contaminación ritual. Estas leyes incluían la prohibición de comer alimentos impuros, tocar objetos impuros y participar en prácticas idolátricas. La contaminación ritual era vista como una transgresión de las normas divinas y requería una purificación mediante rituales específicos.
En el Nuevo Testamento, Jesús habla sobre la contaminación espiritual en el contexto de las enseñanzas sobre la pureza del corazón. En el Evangelio de Marcos, Jesús explica que no es lo que entra en el cuerpo lo que contamina al hombre, sino lo que sale del corazón. Esto significa que la contaminación no es solo una cuestión externa, sino también interna. El pecado y la maldad que nacen en el corazón humano son la verdadera fuente de contaminación.
Además, el apóstol Pablo habla sobre la contaminación espiritual en sus cartas. En la Epístola a los Efesios, menciona que los no creyentes están contaminados por sus pensamientos y acciones pecaminosas. En la Primera Epístola a Timoteo, advierte sobre la contaminación de las enseñanzas falsas y exhorta a los creyentes a mantenerse alejados de ellas.
En resumen, la palabra "contaminación" en la Biblia representa la corrupción espiritual y moral que afecta a la humanidad y a toda la creación. Se refiere tanto a la contaminación física y ritual como a la contaminación espiritual que resulta del pecado y la idolatría. La etimología de esta palabra nos muestra la importancia de mantener la pureza y evitar cualquier forma de corrupción en nuestras vidas.
Última actualización: 03 febrero, 2024
Hemos encontrado los siguientes pasajes que hablan de contaminación:
Hechos 15:20
sino que se les escriba que se aparten de las contaminaciones de los ídolos, de fornicación, de ahogado y de sangre.
2 Corintios 7:1
Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios.
1 Pedro 1:19
sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación,
2 Pedro 2:20
Ciertamente, si habiéndose ellos escapado de las contaminaciones del mundo, por el conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo, enredándose otra vez en ellas son vencidos, su postrer estado viene a ser peor que el primero.