La palabra "piel" tiene un profundo significado en la Biblia, representando tanto la cobertura física del cuerpo humano como una metáfora de la condición humana y la necesidad de redención. En hebreo, la palabra para piel es "עוֹר" (pronunciada "or"), que se deriva de la raíz "ערה" (pronunciada "ara"), que significa "descubrir" o "quitar la cobertura". Esta etimología nos muestra que la piel no solo es una capa externa, sino que también tiene un simbolismo más profundo.
En la Biblia, la piel se menciona en varios contextos y tiene diferentes significados. En primer lugar, la piel se utiliza para describir la cobertura física del cuerpo humano. Por ejemplo, en Génesis 2:25 se dice: "Estaban ambos desnudos, el hombre y su mujer, y no se avergonzaban". Aquí, la piel se presenta como una parte natural y necesaria del cuerpo humano, sin ningún tipo de vergüenza o pecado asociado.
Sin embargo, a medida que avanzamos en la narrativa bíblica, la piel adquiere un nuevo significado. En el libro de Génesis, después de que Adán y Eva desobedecen a Dios y comen del árbol del conocimiento del bien y del mal, se dan cuenta de su desnudez y sienten vergüenza. En Génesis 3:21, Dios les hace túnicas de piel y los viste. Aquí, la piel se convierte en un símbolo de la necesidad de cubrir la vergüenza y el pecado.
Este simbolismo de la piel como cobertura de la vergüenza y el pecado se refuerza aún más en la ley mosaica. En Levítico 17:11, se dice: "Porque la vida de la carne en la sangre está, y yo os la he dado para hacer expiación sobre el altar por vuestras almas; y la misma sangre hará expiación de la persona". Aquí, la piel y la sangre se presentan como elementos necesarios para la expiación y la redención del pecado.
En el Nuevo Testamento, la piel también adquiere un significado espiritual. En Mateo 16:26, Jesús dice: "¿De qué le servirá al hombre ganar todo el mundo si pierde su alma?". Aquí, la piel se presenta como una metáfora de la vida terrenal y material, en contraste con el alma eterna. Esta enseñanza nos recuerda la importancia de enfocarnos en lo espiritual y trascendental, en lugar de aferrarnos a las cosas mundanas y efímeras.
En resumen, la palabra "piel" en la Biblia tiene un significado profundo y simbólico. Representa tanto la cobertura física del cuerpo humano como una metáfora de la condición humana y la necesidad de redención. A través de la historia bíblica, vemos cómo la piel se utiliza para cubrir la vergüenza y el pecado, y cómo se presenta como un recordatorio de la importancia de enfocarnos en lo espiritual en lugar de lo material. Como creyentes, debemos reflexionar sobre el significado de la piel en la Biblia y buscar una comprensión más profunda de nuestra propia condición humana y nuestra necesidad de redención.
Última actualización: 12 octubre, 2023
Hemos encontrado los siguientes pasajes que hablan de piel:
Éxodo 25:5
pieles de carneros teñidas de rojo, pieles de tejones, madera de acacia,
Éxodo 29:14
Pero la carne del becerro, y su piel y su estiércol, los quemarás a fuego fuera del campamento; es ofrenda por el pecado.
Éxodo 34:29
Y aconteció que descendiendo Moisés del monte Sinaí con las dos tablas del testimonio en su mano, al descender del monte, no sabía Moisés que la piel de su rostro resplandecía, después que hubo hablado con Dios.
Éxodo 35:7
pieles de carneros teñidas de rojo, pieles de tejones, madera de acacia,
Éxodo 39:34
la cubierta de pieles de carnero teñidas de rojo, la cubierta de pieles de tejones, el velo del frente;
Levítico 4:11
Y la piel del becerro, y toda su carne, con su cabeza, sus piernas, sus intestinos y su estiércol,
Levítico 8:17
Mas el becerro, su piel, su carne y su estiércol, lo quemó al fuego fuera del campamento, como Jehová lo había mandado a Moisés.
Levítico 9:11
Mas la carne y la piel las quemó al fuego fuera del campamento.
Levítico 13:2
Cuando el hombre tuviere en la piel de su cuerpo hinchazón, o erupción, o mancha blanca, y hubiere en la piel de su cuerpo como llaga de lepra, será traído a Aarón el sacerdote o a uno de sus hijos los sacerdotes.
Levítico 13:4
Y si en la piel de su cuerpo hubiere mancha blanca, pero que no pareciere más profunda que la piel, ni el pelo se hubiere vuelto blanco, entonces el sacerdote encerrará al llagado por siete días.