Sello Significado Bíblico

El significado bíblico de sello es un tema recurrente en las escrituras sagradas. A lo largo de la Biblia, encontramos referencias a este concepto, que tiene un profundo significado espiritual y simbólico. Para comprender completamente lo que implica el sello en el contexto bíblico, es importante explorar su etimología y su origen.

La palabra "sello" proviene del latín "sigillum", que significa "marca" o "sello". En el contexto bíblico, el sello se refiere a una marca o signo distintivo que se coloca sobre algo o alguien para identificarlo o autenticarlo. En muchas culturas antiguas, el sello se utilizaba para asegurar la propiedad de un objeto o para garantizar la autenticidad de un documento.

En la Biblia, el concepto de sello se utiliza para transmitir varios significados espirituales. Uno de los usos más comunes del sello es como símbolo de la propiedad de Dios. En el Antiguo Testamento, especialmente en el libro de Éxodo, se menciona que Dios selló a su pueblo elegido, Israel, como su posesión especial. Este sello representaba la relación única entre Dios y su pueblo, así como su protección y cuidado.

Otro uso del sello en la Biblia es como un símbolo de autoridad y poder. En el libro de Ester, por ejemplo, se menciona que el rey Asuero selló un decreto con su anillo sellado. Este sello representaba la autoridad y el poder del rey para hacer cumplir sus órdenes. En el Nuevo Testamento, encontramos referencias al "sello del Espíritu Santo", que se utiliza para simbolizar la presencia y el poder de Dios en la vida de un creyente.

Además, el sello también se utiliza en la Biblia como una señal de protección y salvación. En el libro de Apocalipsis, se menciona que los siervos de Dios son sellados en la frente con el nombre de Dios. Este sello los protege de los juicios y las calamidades que se desatan sobre la tierra. Es una señal de que son propiedad de Dios y están bajo su cuidado y protección.

En resumen, el significado bíblico de sello es rico y profundo. Representa la propiedad de Dios sobre su pueblo, su autoridad y poder, así como su protección y salvación. Es un símbolo de la relación especial entre Dios y sus hijos, y de su cuidado amoroso hacia ellos. A través del sello, Dios nos muestra su amor incondicional y su compromiso de estar con nosotros en todas las circunstancias de la vida.

Versículos de Sello

Hemos encontrado los siguientes pasajes que hablan de sello:

Génesis 38:25 Pero ella, cuando la sacaban, envió a decir a su suegro: Del varón cuyas son estas cosas, estoy encinta. También dijo: Mira ahora de quién son estas cosas, el sello, el cordón y el báculo.

Éxodo 28:11 De obra de grabador en piedra, como grabaduras de sello, harás grabar las dos piedras con los nombres de los hijos de Israel; les harás alrededor engastes de oro.

Éxodo 28:21 Y las piedras serán según los nombres de los hijos de Israel, doce según sus nombres; como grabaduras de sello cada una con su nombre, serán según las doce tribus.

1 Reyes 21:8 Entonces ella escribió cartas en nombre de Acab, y las selló con su anillo, y las envió a los ancianos y a los principales que moraban en la ciudad con Nabot.

Ester 8:10 Y escribió en nombre del rey Asuero, y lo selló con el anillo del rey, y envió cartas por medio de correos montados en caballos veloces procedentes de los repastos reales;

Ezequiel 28:12 Hijo de hombre, levanta endechas sobre el rey de Tiro, y dile: Así ha dicho Jehová el Señor: Tú eras el sello de la perfección, lleno de sabiduría, y acabado de hermosura.

2 Timoteo 2:19 Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el Señor a los que son suyos; y: Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo.

Apocalipsis 5:1 El rollo y el Cordero Y vi en la mano derecha del que estaba sentado en el trono un libro escrito por dentro y por fuera, sellado con siete sellos.

Apocalipsis 5:5 Y uno de los ancianos me dijo: No llores. He aquí que el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos.

Apocalipsis 6:5 Cuando abrió el tercer sello, oí al tercer ser viviente, que decía: Ven y mira. Y miré, y he aquí un caballo negro; y el que lo montaba tenía una balanza en la mano.

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