La palabra amargura tiene un significado profundo en la Biblia, representando un estado emocional y espiritual que conlleva consecuencias negativas. La etimología de la palabra se remonta al término hebreo "marah", que significa "amargo" o "amarargarse". Esta palabra aparece en diferentes contextos en la Biblia, y su significado se relaciona con experiencias de decepción, tristeza y resentimiento.
En el Antiguo Testamento, la amargura se menciona en varios pasajes donde los personajes bíblicos experimentan emociones negativas debido a circunstancias difíciles. Por ejemplo, en el libro de Rut, Noemí, la suegra de Rut, se siente amargada después de perder a su esposo e hijos. En su dolor y sufrimiento, Noemí se considera a sí misma una mujer amargada y cambia su nombre a Mara, que significa "amargura".
La amargura también se menciona en el Nuevo Testamento, donde el apóstol Pablo advierte sobre los peligros de la amargura en Efesios 4:31: "Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritos y maledicencia, y toda malicia". Aquí, la amargura se presenta como una actitud negativa que puede dañar las relaciones y la salud espiritual de una persona.
En la Biblia, la amargura se relaciona con el pecado y la falta de perdón. En Hebreos 12:15, se nos insta a "cuidar de que ninguno de vosotros tenga un corazón malo de incredulidad, para apartarse del Dios vivo. Antes exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado. Porque somos hechos compañeros de Cristo, con tal que retengamos firme hasta el fin el principio de nuestra confianza". Aquí, la amargura se presenta como una barrera que nos separa de Dios y de los demás.
La amargura puede surgir de diversas experiencias, como la traición, el rechazo, la pérdida o el sufrimiento. Cuando una persona se aferra a la amargura, puede sentir resentimiento, enojo y deseos de venganza. Sin embargo, la Biblia nos enseña que debemos superar la amargura a través del perdón y la reconciliación.
El perdón es un tema recurrente en la Biblia y se presenta como un antídoto contra la amargura. En Efesios 4:32, se nos exhorta a "ser benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también nos perdonó a nosotros en Cristo". Aquí, se nos muestra que el perdón es un acto de amor y gracia que nos libera de la amargura y nos permite experimentar la paz y la reconciliación.
En resumen, la amargura en la Biblia representa un estado emocional y espiritual negativo que puede surgir de experiencias dolorosas y traumáticas. Sin embargo, la Biblia nos enseña que debemos superar la amargura a través del perdón y la reconciliación. Al perdonar a los demás y recibir el perdón de Dios, podemos liberarnos de la amargura y experimentar la paz y la sanidad emocional.
Última actualización: 12 octubre, 2023
Hemos encontrado los siguientes pasajes que hablan de amargura:
1 Samuel 30:6
Y David se angustió mucho, porque el pueblo hablaba de apedrearlo, pues todo el pueblo estaba en amargura de alma, cada uno por sus hijos y por sus hijas; mas David se fortaleció en Jehová su Dios.
2 Samuel 2:26
Y Abner dio voces a Joab, diciendo: ¿Consumirá la espada perpetuamente? ¿No sabes tú que el final será amargura? ¿Hasta cuándo no dirás al pueblo que se vuelva de perseguir a sus hermanos?
2 Reyes 4:27
Luego que llegó a donde estaba el varón de Dios en el monte, se asió de sus pies. Y se acercó Giezi para quitarla; pero el varón de Dios le dijo: Déjala, porque su alma está en amargura, y Jehová me ha encubierto el motivo, y no me lo ha revelado.
Job 21:25
Y este otro morirá en amargura de ánimo, Y sin haber comido jamás con gusto.
Salmos 73:21
Se llenó de amargura mi alma, Y en mi corazón sentía punzadas.
Proverbios 14:10
El corazón conoce la amargura de su alma; Y extraño no se entremeterá en su alegría.
Isaías 38:15
¿Qué diré? El que me lo dijo, él mismo lo ha hecho. Andaré humildemente todos mis años, a causa de aquella amargura de mi alma.
Isaías 38:17
He aquí, amargura grande me sobrevino en la paz, mas a ti agradó librar mi vida del hoyo de corrupción; porque echaste tras tus espaldas todos mis pecados.
Jeremías 4:18
Tu camino y tus obras te hicieron esto; esta es tu maldad, por lo cual amargura penetrará hasta tu corazón.
Jeremías 6:26
Hija de mi pueblo, cíñete de cilicio, y revuélcate en ceniza; ponte luto como por hijo único, llanto de amarguras; porque pronto vendrá sobre nosotros el destruidor.