El significado bíblico de la palabra dragón es un tema fascinante que ha capturado la atención de muchas personas a lo largo de la historia. En la Biblia, la palabra "dragón" se menciona en varias ocasiones y tiene una gran relevancia simbólica. Para comprender su significado, es necesario explorar la etimología de la palabra y su origen.
La palabra "dragón" proviene del latín "draco" y del griego "drakon", que se traducen como "serpiente" o "serpiente gigante". En la Biblia, el término se utiliza para referirse a criaturas míticas que representan el mal, la destrucción y el caos. Estos dragones a menudo son descritos como serpientes con alas y poderosos atributos.
En el Antiguo Testamento, encontramos varias referencias a los dragones. Por ejemplo, en el libro de Génesis, se menciona la serpiente que tienta a Eva en el Jardín del Edén. Aunque no se utiliza explícitamente la palabra "dragón", se le atribuyen características similares a las de estas criaturas. La serpiente representa el engaño y el pecado, y es considerada como un enemigo de Dios y de la humanidad.
Otro pasaje bíblico que menciona a los dragones se encuentra en el libro de Job. Aquí, se describe a Leviatán, un monstruo marino que simboliza el caos y la destrucción. Leviatán es descrito como un dragón poderoso y temible, con escamas y aliento de fuego. Este pasaje destaca la lucha entre el bien y el mal, y la intervención divina para controlar la amenaza representada por el dragón.
En el Nuevo Testamento, encontramos una referencia a un dragón en el libro de Apocalipsis. Aquí, se menciona a Satanás como el gran dragón rojo, que engaña a toda la humanidad y es enemigo de Dios y de los creyentes. Esta imagen simbólica del dragón representa el mal y el poder de Satanás en el mundo.
En resumen, el significado bíblico de la palabra "dragón" está relacionado con criaturas míticas que simbolizan el mal, la destrucción y el caos. Estos dragones representan enemigos de Dios y de la humanidad, y se les atribuyen poderes y características temibles. A través de pasajes bíblicos como la serpiente en el Jardín del Edén, Leviatán en el libro de Job y el dragón rojo en el libro de Apocalipsis, se nos presenta la lucha entre el bien y el mal, y la intervención divina para vencer a estas amenazas.
Última actualización: 12 octubre, 2023
Hemos encontrado los siguientes pasajes que hablan de dragón:
Isaías 27:1
Liberación y regreso de Israel En aquel día Jehová castigará con su espada dura, grande y fuerte al leviatán serpiente veloz, y al leviatán serpiente tortuosa; y matará al dragón que está en el mar.
Isaías 51:9
Despiértate, despiértate, vístete de poder, oh brazo de Jehová; despiértate como en el tiempo antiguo, en los siglos pasados. ¿No eres tú el que cortó a Rahab, y el que hirió al dragón?
Ezequiel 29:3
Habla, y di: Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo estoy contra ti, Faraón rey de Egipto, el gran dragón que yace en medio de sus ríos, el cual dijo: Mío es el Nilo, pues yo lo hice.
Ezequiel 32:2
Hijo de hombre, levanta endechas sobre Faraón rey de Egipto, y dile: A leoncillo de naciones eres semejante, y eres como el dragón en los mares; pues secabas tus ríos, y enturbiabas las aguas con tus pies, y hollabas sus riberas.
Apocalipsis 12:16
Pero la tierra ayudó a la mujer, pues la tierra abrió su boca y tragó el río que el dragón había echado de su boca.
Apocalipsis 13:2
Y la bestia que vi era semejante a un leopardo, y sus pies como de oso, y su boca como boca de león. Y el dragón le dio su poder y su trono, y grande autoridad.
Apocalipsis 13:4
y adoraron al dragón que había dado autoridad a la bestia, y adoraron a la bestia, diciendo: ¿Quién como la bestia, y quién podrá luchar contra ella?
Apocalipsis 13:11
Después vi otra bestia que subía de la tierra; y tenía dos cuernos semejantes a los de un cordero, pero hablaba como dragón.
Apocalipsis 16:13
Y vi salir de la boca del dragón, y de la boca de la bestia, y de la boca del falso profeta, tres espíritus inmundos a manera de ranas;
Apocalipsis 20:2
Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años;