Amén según la Biblia es una señal que damos a Dios de alabanza y obediencia. Tanto en el Antiguo, como en el Nuevo Testamento, la palabra “amén” se usa al final de una sentencia o una oración. Es el cierre perfecto para dar crédito a lo que se ha expresado, de acuerdo con los mandatos de Dios. En el libro Deuteronomio se pueden hallar la mitad de los sentidos y usos que se le dan a “amén”, "y dirá todo el pueblo amén" (Deuteronomio 27:15-26). De esta manera todos daban muestra de que su Dios era justo y aceptaban Sus decisiones.
El origen etimológico más aceptado de “amén” es del hebreo “amn” o “aman”. Algunos investigadores creen que era una palabra, otros que era la contracción de dos: “Ani maamin”. En el primer caso se le atribuye el significado de “es verdad”, en el segundo el de “yo creo”. De cualquier manera, encierra la misma idea. Al pensar qué es amén en la Biblia, no podemos estar más seguros de que estamos firmes en la fe en Dios. Cuando un cristiano ora, cierra con la palabra “amén”, lo cual quiere decir que está dando por sentado que todo lo que pidió y agradeció está hecho y es una verdad inquebrantable.
Cuando tenemos verdadera fe, es muy difícil derribarla. La confianza en la Palabra y los designios de Dios es absoluta. Amén es la traducción de ese fuerte sentimiento y no debe decirse a la ligera.
Cuando la pronunciamos, estamos imitando el modelo apostólico. Pablo, por ejemplo, terminaba sus libros con la palabra “amén”, lo cual tenía conexión plena con la alabanza y glorificación que hacía a Dios. Con ello afirma que Él nos concede las bendiciones que tiene destinadas para nosotros. Cuando decimos “amén” podemos estar confiados en que Dios responderá a nuestras oraciones.
Hemos encontrado los siguientes pasajes que hablan de amén:
Deuteronomio 27:15
Maldito el hombre que hiciere escultura o imagen de fundición, abominación a Jehová, obra de mano de artífice, y la pusiere en oculto. Y todo el pueblo responderá y dirá: Amén.
Deuteronomio 27:17
Maldito el que redujere el límite de su prójimo. Y dirá todo el pueblo: Amén.
Deuteronomio 27:19
Maldito el que pervirtiere el derecho del extranjero, del huérfano y de la viuda. Y dirá todo el pueblo: Amén.
Deuteronomio 27:22
Maldito el que se acostare con su hermana, hija de su padre, o hija de su madre. Y dirá todo el pueblo: Amén.
Salmos 106:48
Bendito Jehová Dios de Israel, Desde la eternidad y hasta la eternidad; Y diga todo el pueblo, Amén. Aleluya.