En la Biblia, el término "extranjero" tiene un significado profundo y rico en simbolismo. Desde su etimología hasta su origen, esta palabra nos revela mucho sobre la relación entre Dios y la humanidad.
El término "extranjero" en la Biblia proviene del hebreo "ger" y del griego "xenos". En ambos casos, la palabra se refiere a alguien que reside en un lugar que no es su hogar nativo. Sin embargo, el significado bíblico de "extranjero" va más allá de la mera ubicación geográfica.
En el Antiguo Testamento, la palabra "ger" se utiliza para describir a los extranjeros que vivían en la tierra de Israel. Estos extranjeros eran considerados como residentes temporales y se les otorgaban ciertos derechos y protecciones legales. Aunque no eran ciudadanos israelitas, se esperaba que cumplieran con las leyes y costumbres de la nación.
El concepto de "ger" en la Biblia también se refiere a aquellos que se unen al pueblo de Dios a través de la fe y la adoración. En este sentido, el extranjero es alguien que ha sido acogido en la comunidad de creyentes y ha sido aceptado como parte del pueblo de Dios.
El Nuevo Testamento utiliza el término "xenos" para referirse a los extranjeros. En este contexto, el extranjero es aquel que no pertenece al mundo en el que vive, alguien que es "de otro lugar". Jesús mismo se identificó como extranjero en el mundo, ya que su reino no era de este mundo.
El significado bíblico de "extranjero" también está relacionado con la idea de ser un forastero o un peregrino en la tierra. Los creyentes son llamados a vivir como extranjeros en este mundo, ya que nuestra verdadera ciudadanía está en el cielo. Así como los extranjeros son llamados a respetar las leyes y costumbres del lugar donde residen, los creyentes también deben vivir de acuerdo con los principios y valores del Reino de Dios.
El origen del término "extranjero" en la Biblia nos lleva a reflexionar sobre nuestra propia identidad y propósito en este mundo. Somos llamados a ser extranjeros en este mundo, a vivir de acuerdo con los principios y valores del Reino de Dios. Sin embargo, también somos llamados a amar y mostrar hospitalidad a los extranjeros que encontramos en nuestro camino, recordando que todos somos extranjeros en la tierra y que nuestra verdadera patria está en el cielo.
Última actualización: 30 junio, 2023
Hemos encontrado los siguientes pasajes que hablan de extranjero:
Génesis 4:14
He aquí me echas hoy de la tierra, y de tu presencia me esconderé, y seré errante y extranjero en la tierra; y sucederá que cualquiera que me hallare, me matará.
Génesis 17:12
Y de edad de ocho días será circuncidado todo varón entre vosotros por vuestras generaciones; el nacido en casa, y el comprado por dinero a cualquier extranjero, que no fuere de tu linaje.
Génesis 17:27
Y todos los varones de su casa, el siervo nacido en casa, y el comprado del extranjero por dinero, fueron circuncidados con él.
Éxodo 12:19
Por siete días no se hallará levadura en vuestras casas; porque cualquiera que comiere leudado, así extranjero como natural del país, será cortado de la congregación de Israel.
Éxodo 12:48
Mas si algún extranjero morare contigo, y quisiere celebrar la pascua para Jehová, séale circuncidado todo varón, y entonces la celebrará, y será como uno de vuestra nación; pero ningún incircunciso comerá de ella.
Éxodo 22:21
Y al extranjero no engañarás ni angustiarás, porque extranjeros fuisteis vosotros en la tierra de Egipto.
Levítico 17:8
Les dirás también: Cualquier varón de la casa de Israel, o de los extranjeros que moran entre vosotros, que ofreciere holocausto o sacrificio,
Levítico 17:10
Prohibición de comer la sangre Si cualquier varón de la casa de Israel, o de los extranjeros que moran entre ellos, comiere alguna sangre, yo pondré mi rostro contra la persona que comiere sangre, y la cortaré de entre su pueblo.
Levítico 17:12
Por tanto, he dicho a los hijos de Israel: Ninguna persona de vosotros comerá sangre, ni el extranjero que mora entre vosotros comerá sangre.
Levítico 20:2
Dirás asimismo a los hijos de Israel: Cualquier varón de los hijos de Israel, o de los extranjeros que moran en Israel, que ofreciere alguno de sus hijos a Moloc, de seguro morirá; el pueblo de la tierra lo apedreará.