El término perol tiene un significado muy especial en la Biblia. Conocido también como caldero o olla, el perol es mencionado en varios pasajes bíblicos con un simbolismo profundo.
La etimología de la palabra perol proviene del latín perula, que significa 'recipiente de metal'. En la Biblia, el perol se utiliza como un símbolo de purificación, transformación y abundancia.
En el Antiguo Testamento, encontramos referencias al perol en el libro de Éxodo, cuando se describe la construcción del Tabernáculo. En Éxodo 27:3, se menciona la fabricación de los utensilios del Tabernáculo, incluyendo los peroles para recoger las cenizas del altar.
El perol también es mencionado en el libro de Jeremías, en el contexto de la profecía del caldero hirviendo. En Jeremías 1:13-14, Dios muestra al profeta Jeremías un caldero hirviendo que se derrama desde el norte, simbolizando el juicio divino que vendrá sobre Judá debido a sus pecados.
Otra referencia interesante al perol se encuentra en el libro de Zacarías. En Zacarías 14:20-21, se describe una visión en la que todos los utensilios del Templo de Jerusalén serán consagrados al Señor, y cada perol en Jerusalén y Judá será considerado como algo sagrado.
El perol también aparece en el Nuevo Testamento, específicamente en el libro de Apocalipsis. En Apocalipsis 1:15, se describe a Jesucristo con sus pies como bronce al rojo vivo, como si hubieran sido refinados en un horno. Esta imagen evoca la idea de un perol utilizado para la purificación y la transformación.
En resumen, el perol tiene un significado simbólico en la Biblia que representa la purificación, la transformación y la consagración. Es un utensilio utilizado para recoger las cenizas del altar, para simbolizar el juicio divino y para representar la purificación de Jesucristo. Su presencia en la Biblia nos recuerda la importancia de la purificación espiritual y la transformación en nuestra vida diaria.
Última actualización: 30 junio, 2023
Hemos encontrado los siguientes pasajes que hablan de perol:
1 Samuel 2:14
y lo metía en el perol, en la olla, en el caldero o en la marmita; y todo lo que sacaba el garfio, el sacerdote lo tomaba para sí. De esta manera hacían con todo israelita que venía a Silo.