El término perecedero es una palabra que se encuentra en la Biblia y que tiene un significado importante en el contexto religioso. En la Biblia, el concepto de perecedero se refiere a todo aquello que es temporal, transitorio y que está destinado a desaparecer. Esta palabra tiene su origen en el latín "pericere", que significa "perecer" o "desaparecer". A lo largo de la historia, la palabra perecedero ha sido utilizada para describir cosas que no son eternas y que están sujetas a la decadencia y la destrucción.
En la Biblia, la palabra perecedero se utiliza para hacer referencia a la naturaleza temporal y efímera de la vida humana y de las cosas terrenales. Por ejemplo, en el Salmo 90:10 se dice: "Los días de nuestra vida llegan a setenta años; y si en los más robustos son ochenta años, con todo, su fortaleza es molestia y trabajo, porque pronto pasan, y volamos". Este versículo nos muestra cómo la vida humana es limitada y está destinada a terminar, siendo por tanto perecedera.
Además, el concepto de perecedero también se utiliza para describir la naturaleza temporal de las posesiones materiales. En Mateo 6:19-20, Jesús dice: "No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan". En este pasaje, Jesús nos exhorta a no aferrarnos a las posesiones materiales que son perecederas, sino a buscar tesoros en el cielo, que son eternos.
En resumen, el término perecedero en la Biblia se refiere a todo aquello que es temporal, transitorio y destinado a desaparecer. Esta palabra nos recuerda la naturaleza efímera de la vida humana y de las posesiones terrenales, y nos invita a buscar lo eterno y lo trascendental. En un mundo en el que todo es transitorio, la Biblia nos enseña a valorar lo que realmente tiene un significado eterno.
Última actualización: 12 octubre, 2023
Hemos encontrado los siguientes pasajes que hablan de perecedero:
1 Pedro 1:7
para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo,