La palabra "majestad" tiene un significado especial en la Biblia. En su sentido más básico, se refiere a la grandeza y esplendor de Dios, y se utiliza para describir su soberanía y poder supremo. La palabra "majestad" en sí misma proviene del latín "majestas", que significa "dignidad, grandeza".
En la Biblia, el término "majestad" se utiliza para enfatizar la gloria y el poder de Dios. Se utiliza para describir su magnificencia y su posición como gobernante supremo. En muchos pasajes, se utiliza para resaltar la autoridad y el dominio de Dios sobre toda la creación.
Un ejemplo de esto se encuentra en el Salmo 8:1, donde se dice: "¡Oh Señor, nuestro Dios, cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra! Has puesto tu majestad sobre los cielos". Aquí, el salmista está alabando la grandeza y el poder de Dios, reconociendo que su nombre es glorificado en todo el mundo y que su majestad se extiende incluso sobre los cielos.
La palabra "majestad" también se utiliza para describir la apariencia y la gloria de Dios. En el libro de Éxodo, cuando Moisés sube al monte Sinaí y se encuentra con Dios, se dice que vio su majestad. Éxodo 24:17 dice: "Y la apariencia de la gloria del Señor era como un fuego devorador en la cima del monte, a los ojos de los hijos de Israel." Aquí, la majestad de Dios se representa como una apariencia gloriosa y poderosa, reflejando su esencia divina.
Además, la palabra "majestad" también se utiliza para describir la reverencia y el respeto que se le debe a Dios. En el libro de Job, después de que Dios responde a Job desde la tormenta, Job reconoce la grandeza y la majestad de Dios y se arrepiente de sus palabras. Job 40:4 dice: "He aquí, yo soy vil; ¿qué te responderé? Mi mano pongo sobre mi boca. Una vez hablé, pero no responderé; Aun dos veces, pero no volveré a hablar." Aquí, Job se da cuenta de la importancia de reconocer la majestad de Dios y muestra humildad y reverencia ante Él.
En resumen, la palabra "majestad" en la Biblia se refiere a la grandeza, el poder y la gloria de Dios. Se utiliza para describir su soberanía y autoridad sobre toda la creación. También se utiliza para enfatizar su apariencia gloriosa y su derecho a recibir reverencia y adoración. La palabra "majestad" nos recuerda la grandeza de nuestro Dios y nos invita a reconocer su poder y a someternos a su voluntad.
Última actualización: 12 octubre, 2023
Hemos encontrado los siguientes pasajes que hablan de majestad:
Job 31:23
Porque temí el castigo de Dios, Contra cuya majestad yo no tendría poder.
Salmos 21:5
Grande es su gloria en tu salvación; Honra y majestad has puesto sobre él.
Salmos 93:1
La majestad de Jehová Jehová reina; se vistió de magnificencia; Jehová se vistió, se ciñó de poder. Afirmó también el mundo, y no se moverá.
Isaías 2:10
Métete en la peña, escóndete en el polvo, de la presencia temible de Jehová, y del resplandor de su majestad.
Isaías 2:21
y se meterá en las hendiduras de las rocas y en las cavernas de las peñas, por la presencia formidable de Jehová, y por el resplandor de su majestad, cuando se levante para castigar la tierra.
Daniel 4:36
En el mismo tiempo mi razón me fue devuelta, y la majestad de mi reino, mi dignidad y mi grandeza volvieron a mí, y mis gobernadores y mis consejeros me buscaron; y fui restablecido en mi reino, y mayor grandeza me fue añadida.
Daniel 7:27
y que el reino, y el dominio y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo, sea dado al pueblo de los santos del Altísimo, cuyo reino es reino eterno, y todos los dominios le servirán y obedecerán.
Hebreos 8:1
El mediador de un nuevo pacto Ahora bien, el punto principal de lo que venimos diciendo es que tenemos tal sumo sacerdote, el cual se sentó a la diestra del trono de la Majestad en los cielos,
2 Pedro 1:16
Testigos presenciales de la gloria de Cristo Porque no os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo siguiendo fábulas artificiosas, sino como habiendo visto con nuestros propios ojos su majestad.
Judas 1:25
al único y sabio Dios, nuestro Salvador, sea gloria y majestad, imperio y potencia, ahora y por todos los siglos. Amén.