El significado bíblico de desear es un concepto que se encuentra presente en varias citas y pasajes de las Sagradas Escrituras. Para entender completamente su significado, es importante analizar tanto su etimología como su origen en el contexto bíblico.
La palabra "desear" tiene su origen en el latín "desiderare", que significa "anhelar" o "codiciar". En su forma nominal, "desiderium" se refiere a un fuerte anhelo o deseo intenso hacia algo. Esta palabra se utiliza en la Biblia para describir diferentes tipos de deseos, tanto buenos como malos.
En el contexto bíblico, el deseo puede ser visto desde dos perspectivas diferentes. Por un lado, se encuentra el deseo que proviene del corazón del hombre, que puede ser egoísta y llevar a la codicia y a la idolatría. Por otro lado, también se encuentra el deseo que proviene de Dios, que es santo y justo.
El deseo egoísta y pecaminoso es condenado en varios pasajes de la Biblia. En el décimo mandamiento, por ejemplo, se prohíbe el deseo de codiciar los bienes y la esposa de otra persona. En el libro de Santiago, se advierte sobre los deseos que llevan a los conflictos y a la falta de paz.
Por otro lado, el deseo que proviene de Dios puede ser considerado como un anhelo de buscar y agradar a Dios. En el Salmo 42:1-2, el salmista expresa su deseo de buscar a Dios: "Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo; ¿cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios?".
El deseo de buscar a Dios y de agradarle es considerado como un deseo legítimo y bueno. Jesús enseñó a sus seguidores a buscar primero el Reino de Dios y su justicia, y prometió que sus deseos serían satisfechos. En Mateo 5:6, Jesús dice: "Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados."
En resumen, el significado bíblico de desear abarca tanto los deseos egoístas y pecaminosos como los deseos de buscar a Dios y de agradarle. Es importante discernir entre estos dos tipos de deseos y buscar el equilibrio en nuestra vida espiritual. Deseemos lo que es bueno y justo a los ojos de Dios, y renunciemos a los deseos que nos apartan de su voluntad. Que nuestros deseos estén alineados con los propósitos de Dios y busquemos su guía para que nuestros anhelos sean satisfechos de acuerdo a su perfecta voluntad.
Última actualización: 30 junio, 2023
Hemos encontrado los siguientes pasajes que hablan de desear:
Levítico 27:15
Mas si el que dedicó su casa deseare rescatarla, añadirá a tu valuación la quinta parte del valor de ella, y será suya.
Deuteronomio 5:21
No codiciarás la mujer de tu prójimo, ni desearás la casa de tu prójimo, ni su tierra, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo.
Deuteronomio 12:21
Si estuviere lejos de ti el lugar que Jehová tu Dios escogiere para poner allí su nombre, podrás matar de tus vacas y de tus ovejas que Jehová te hubiere dado, como te he mandado yo, y comerás en tus puertas según todo lo que deseares.
2 Crónicas 21:20
Cuando comenzó a reinar era de treinta y dos años, y reinó en Jerusalén ocho años; y murió sin que lo desearan más. Y lo sepultaron en la ciudad de David, pero no en los sepulcros de los reyes.
Job 14:6
Si tú lo abandonares, él dejará de ser; Entre tanto deseará, como el jornalero, su día.
Salmos 45:11
Y deseará el rey tu hermosura; E inclínate a él, porque él es tu señor.
Salmos 119:20
Quebrantada está mi alma de desear Tus juicios en todo tiempo.
Proverbios 1:22
¿Hasta cuándo, oh simples, amaréis la simpleza, Y los burladores desearán el burlar, Y los insensatos aborrecerán la ciencia?
Proverbios 3:15
Más preciosa es que las piedras preciosas; Y todo lo que puedes desear, no se puede comparar a ella.
Romanos 9:3
Porque deseara yo mismo ser anatema, separado de Cristo, por amor a mis hermanos, los que son mis parientes según la carne;