La palabra "tropiezo" es de gran importancia en el ámbito bíblico, ya que se menciona en numerosas ocasiones a lo largo de las Sagradas Escrituras. Su significado está estrechamente relacionado con la idea de caer o tropezar, tanto física como espiritualmente.
El término "tropiezo" tiene su origen en el griego "skandalon", que puede traducirse como "piedra de tropiezo" o "causa de caída". Esta palabra se utiliza para describir una piedra o trampa que hace que alguien se caiga o se desvíe de su camino. En el contexto bíblico, se utiliza para referirse a situaciones, personas o cosas que nos pueden llevar a cometer errores o pecados.
En la Biblia, el tropiezo se asocia principalmente con la falta de fe o con la tentación. Jesús menciona en el Evangelio de Mateo que es mejor "que se le cuelgue al cuello una piedra de molino de las que mueve un asno y se le hunda en el fondo del mar" que hacer tropezar a uno de los pequeños, refiriéndose a los creyentes en su enseñanza.
El apóstol Pedro también habla de tropiezo en su primera epístola, donde advierte sobre la importancia de poner nuestra esperanza y confianza en Jesús, evitando así caer en la piedra de tropiezo que es el rechazo a la Palabra de Dios.
El tropiezo también puede ser causado por la tentación y los deseos pecaminosos. En el libro de Proverbios se nos insta a no poner delante de nuestros ojos cosas que nos puedan hacer tropezar, como la inmoralidad sexual o la codicia. Estas cosas pueden desviarnos de la senda recta y hacernos caer en pecado.
Es importante destacar que el tropiezo no solo se refiere a nuestras acciones, sino también a nuestras actitudes y pensamientos. Jesús enseña que si alguien se enfada con su hermano sin motivo, ya ha cometido un pecado y ha tropezado en su caminar espiritual. También nos advierte que debemos guardar nuestro corazón de pensamientos impuros, ya que estos pueden llevarnos a cometer adulterio en nuestro interior.
En resumen, el significado bíblico de la palabra tropiezo está relacionado con la idea de caer o desviarse del camino de Dios. Puede referirse tanto a situaciones o personas que nos llevan a cometer errores o pecados, como a nuestras actitudes y pensamientos que nos alejan de la voluntad de Dios. Es importante estar alerta y evitar todo aquello que nos pueda hacer tropezar en nuestra vida espiritual, poniendo nuestra confianza en Jesús y guardando nuestro corazón de toda impureza.
Última actualización: 12 octubre, 2023
Hemos encontrado los siguientes pasajes que hablan de tropiezo:
Levítico 19:14
No maldecirás al sordo, y delante del ciego no pondrás tropiezo, sino que tendrás temor de tu Dios. Yo Jehová.
1 Samuel 28:9
Y la mujer le dijo: He aquí tú sabes lo que Saúl ha hecho, cómo ha cortado de la tierra a los evocadores y a los adivinos. ¿Por qué, pues, pones tropiezo a mi vida, para hacerme morir?
Isaías 57:14
Y dirá: Allanad, allanad; barred el camino, quitad los tropiezos del camino de mi pueblo.
Jeremías 6:21
Por tanto, Jehová dice esto: He aquí yo pongo a este pueblo tropiezos, y caerán en ellos los padres y los hijos juntamente; el vecino y su compañero perecerán.
Ezequiel 7:19
Arrojarán su plata en las calles, y su oro será desechado; ni su plata ni su oro podrá librarlos en el día del furor de Jehová; no saciarán su alma, ni llenarán sus entrañas, porque ha sido tropiezo para su maldad.
Ezequiel 14:7
Porque cualquier hombre de la casa de Israel, y de los extranjeros que moran en Israel, que se hubiere apartado de andar en pos de mí, y hubiere puesto sus ídolos en su corazón, y establecido delante de su rostro el tropiezo de su maldad, y viniere al profeta para preguntarle por mí, yo Jehová le responderé por mí mismo;
Mateo 13:41
Enviará el Hijo del Hombre a sus ángeles, y recogerán de su reino a todos los que sirven de tropiezo, y a los que hacen iniquidad,
Mateo 18:7
¡Ay del mundo por los tropiezos!, porque es necesario que vengan tropiezos, pero ¡ay de aquel hombre por quien viene el tropiezo!
Lucas 7:23
y bienaventurado es aquel que no halle tropiezo en mí.
Lucas 17:1
Ocasiones de caer(Mt. 18.6-7,21-22; Mr. 9.42) Dijo Jesús a sus discípulos: Imposible es que no vengan tropiezos; mas ¡ay de aquel por quien vienen!