La palabra mero es mencionada varias veces en la Biblia y tiene un significado especial en ese contexto. El término se deriva del hebreo "מֵירָא" (mĕyra) que se traduce como "miedo" o "temor". En la Biblia, el mero se refiere a un sentimiento de temor reverente hacia Dios y Su poder.
El mero en la Biblia tiene un origen etimológico interesante. Proviene de la raíz hebrea "ירא" (yara), que significa "temer" o "reverenciar". Esta raíz también se utiliza para referirse al miedo natural o al temor humano. Sin embargo, cuando se utiliza en el contexto de la relación entre Dios y la humanidad, el mero adquiere un significado más profundo.
En la Biblia, el mero se utiliza para describir el temor reverente que los creyentes deben tener hacia Dios. Este temor no implica tener miedo de Dios como si fuera un tirano, sino más bien un respeto profundo y una reverencia hacia Su santidad y poder. El mero implica reconocer la grandeza de Dios y someterse a Su voluntad.
Un ejemplo famoso de la palabra mero en la Biblia se encuentra en el libro de Proverbios 9:10, donde se dice: "El mero de Jehová es el principio de la sabiduría, y el conocimiento del Santo es la inteligencia". Aquí, el mero se presenta como el punto de partida para adquirir sabiduría y entendimiento espiritual. Es a través del mero hacia Dios que podemos comenzar a entender Su voluntad y obtener discernimiento.
El mero también se menciona en el libro de Salmos, donde se dice en el Salmo 111:10: "El mero de Jehová es el principio de la sabiduría; buen entendimiento tienen todos los que practican sus mandamientos; Su mero permanece para siempre". Esta cita enfatiza que aquellos que temen a Dios y siguen Sus mandamientos son bendecidos con sabiduría y entendimiento.
En resumen, el mero en la Biblia se refiere al temor reverente hacia Dios y Su poder. Proviene de la raíz hebrea que significa "temer" o "reverenciar". El mero implica reconocer la grandeza de Dios y someterse a Su voluntad. A través del mero, podemos obtener sabiduría y entendimiento espiritual. Es importante recordar que el mero no implica tener miedo de Dios como si fuera un tirano, sino más bien un respeto profundo y una reverencia hacia Su santidad y poder.
Última actualización: 12 octubre, 2023
Hemos encontrado los siguientes pasajes que hablan de mero:
Josué 11:5
Todos estos reyes se unieron, y vinieron y acamparon unidos junto a las aguas de Merom, para pelear contra Israel.
Jueces 5:23
Maldecid a Meroz, dijo el ángel de Jehová; Maldecid severamente a sus moradores, Porque no vinieron al socorro de Jehová, Al socorro de Jehová contra los fuertes.
1 Samuel 13:17
Y salieron merodeadores del campamento de los filisteos en tres escuadrones; un escuadrón marchaba por el camino de Ofra hacia la tierra de Sual,
1 Samuel 17:29
David respondió: ¿Qué he hecho yo ahora? ¿No es esto mero hablar?
1 Samuel 30:23
Y David dijo: No hagáis eso, hermanos míos, de lo que nos ha dado Jehová, quien nos ha guardado, y ha entregado en nuestra mano a los merodeadores que vinieron contra nosotros.
2 Samuel 4:2
Y el hijo de Saúl tenía dos hombres, capitanes de bandas de merodeadores; el nombre de uno era Baana, y el del otro, Recab, hijos de Rimón beerotita, de los hijos de Benjamín (porque Beerot era también contado con Benjamín,
2 Reyes 25:27
Joaquín es libertado y recibe honores en Babilonia(Jer. 52.31-34) Aconteció a los treinta y siete años del cautiverio de Joaquín rey de Judá, en el mes duodécimo, a los veintisiete días del mes, que Evil-merodac rey de Babilonia, en el primer año de su reinado, libertó a Joaquín rey de Judá, sacándolo de la cárcel;
1 Crónicas 12:21
Estos ayudaron a David contra la banda de merodeadores, pues todos ellos eran hombres valientes, y fueron capitanes en el ejército.
Nehemías 3:7
Junto a ellos restauró Melatías gabaonita, y Jadón meronotita, varones de Gabaón y de Mizpa, que estaban bajo el dominio del gobernador del otro lado del río.
Isaías 39:1
Ezequías recibe a los enviados de Babilonia(2 R. 20.12-19; 2 Cr. 32.27-31) En aquel tiempo Merodac-baladán hijo de Baladán, rey de Babilonia, envió cartas y presentes a Ezequías; porque supo que había estado enfermo, y que había convalecido.