La palabra "incrédulo" tiene un significado muy importante en la Biblia. Se utiliza para describir a aquellos que no creen en Dios o que no tienen fe en sus promesas. El término proviene del latín "incredulus", que significa "sin fe" o "sin creencia". En la Biblia, el concepto de incredulidad está estrechamente relacionado con la falta de confianza en Dios y en su palabra.
El origen de la palabra "incrédulo" se encuentra en el griego "apistos", que se compone de "a-", que significa "sin", y "pistis", que significa "fe" o "creencia". En el Nuevo Testamento, esta palabra se utiliza para referirse a aquellos que no creen en Jesús como el Hijo de Dios y no aceptan su mensaje de salvación.
La incredulidad es considerada un pecado en la Biblia, ya que implica rechazar la verdad y la revelación de Dios. En varios pasajes, se advierte sobre las consecuencias de la incredulidad y se insta a los creyentes a confiar en Dios y a no dudar de sus promesas.
Por ejemplo, en el libro de Hebreos 3:12 se dice: "Tened cuidado, hermanos, no sea que alguno de vosotros tenga un corazón malo de incredulidad, para apartarse del Dios vivo." Aquí se destaca la importancia de mantener un corazón lleno de fe y confianza en Dios, y se advierte sobre los peligros de la incredulidad.
En el libro de Marcos 16:14, Jesús reprocha a sus discípulos por su incredulidad: "Después apareció a los once mismos, estando ellos sentados a la mesa, y les reprochó su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que le habían visto resucitado." Esta declaración de Jesús muestra cómo la incredulidad puede obstaculizar la relación con Dios y su obra en nuestras vidas.
La incredulidad también se relaciona con la falta de confianza en las promesas de Dios. En Romanos 4:20 se habla de Abraham como un ejemplo de fe: "No se debilitó en la fe al considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto (siendo de casi cien años), o la esterilidad de la matriz de Sara." A diferencia de los incrédulos, Abraham confió en las promesas de Dios y perseveró en la fe.
En resumen, la palabra "incrédulo" tiene un significado profundo en la Biblia. Se refiere a aquellos que no creen en Dios o que no confían en sus promesas. La incredulidad es considerada un pecado y se insta a los creyentes a confiar en Dios y a mantener un corazón lleno de fe. La palabra proviene del griego "apistos", que significa "sin fe" o "sin creencia".
Última actualización: 12 octubre, 2023
Hemos encontrado los siguientes pasajes que hablan de incrédulo:
Juan 20:27
Luego dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.
1 Corintios 6:6
sino que el hermano con el hermano pleitea en juicio, y esto ante los incrédulos?
1 Corintios 10:27
Si algún incrédulo os invita, y queréis ir, de todo lo que se os ponga delante comed, sin preguntar nada por motivos de conciencia.
1 Corintios 14:23
Si, pues, toda la iglesia se reúne en un solo lugar, y todos hablan en lenguas, y entran indoctos o incrédulos, ¿no dirán que estáis locos?
1 Corintios 14:24
Pero si todos profetizan, y entra algún incrédulo o indocto, por todos es convencido, por todos es juzgado;
2 Corintios 6:14
Somos templo del Dios viviente No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas?
2 Corintios 6:15
¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo?
1 Timoteo 5:8
porque si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo.
Tito 1:15
Todas las cosas son puras para los puros, mas para los corrompidos e incrédulos nada les es puro; pues hasta su mente y su conciencia están corrompidas.
Apocalipsis 21:8
Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.