La dureza de corazón es un término bíblico que se refiere a la actitud obstinada y rebelde del corazón humano hacia Dios y su Palabra. Se menciona varias veces en la Biblia y se utiliza para describir la resistencia y la falta de disposición para obedecer los mandamientos divinos.
La etimología de la palabra "dureza" proviene del latín "durus" que significa "duro" o "rígido". En el contexto bíblico, esta palabra se aplica al corazón humano para describir su estado de insensibilidad, inflexibilidad y falta de receptividad hacia la voluntad de Dios.
El origen de la dureza de corazón se remonta al pecado original cometido por Adán y Eva en el jardín del Edén. Cuando desobedecieron el mandamiento de Dios de no comer del árbol del conocimiento del bien y del mal, su corazón se endureció y se separaron de la comunión íntima con Dios.
En el Antiguo Testamento, encontramos numerosas referencias a la dureza de corazón en relación con el pueblo de Israel. A pesar de los numerosos milagros y las demostraciones de amor y fidelidad de Dios hacia ellos, el pueblo continuamente se rebelaba y desobedecía los mandamientos divinos. Esto llevó a Dios a pronunciar juicios sobre ellos y a disciplinarlos para llevarlos al arrepentimiento.
Por ejemplo, en el libro de Éxodo, se relata cómo el faraón de Egipto se negó repetidamente a dejar salir al pueblo de Israel de la esclavitud a pesar de las plagas y las advertencias de Dios. La Biblia dice que Dios endureció el corazón del faraón, lo cual significa que permitió que el corazón del faraón se endureciera aún más debido a su persistente incredulidad y resistencia a la voluntad de Dios.
En el Nuevo Testamento, Jesús también habla sobre la dureza de corazón. En el libro de Marcos, capítulo 10, los fariseos se acercan a Jesús para ponerlo a prueba y le preguntan si es lícito que un hombre se divorcie de su esposa. Jesús les responde citando el pasaje del Génesis sobre el matrimonio y luego les dice: "Por la dureza de vuestro corazón, Moisés os escribió este mandamiento" (Marcos 10:5).
En este pasaje, Jesús está señalando que la legislación del divorcio en la ley de Moisés fue una concesión debido a la dureza de corazón del pueblo, pero que no era la intención original de Dios desde la creación. Jesús enfatiza la importancia del matrimonio y la unidad conyugal, y condena la dureza de corazón y la falta de compromiso que lleva al divorcio.
En resumen, la dureza de corazón es un concepto bíblico que describe la obstinación y la falta de disposición para obedecer a Dios. Tiene su origen en el pecado original y se manifiesta a lo largo de la historia bíblica en la rebeldía y la resistencia del corazón humano hacia la voluntad de Dios. Jesús nos llama a tener corazones tiernos y receptivos a la Palabra de Dios, abandonando la dureza y la insensibilidad espiritual.
Última actualización: 03 febrero, 2024
Hemos encontrado los siguientes pasajes que hablan de dureza de corazón:
Deuteronomio 29:19
y suceda que al oír las palabras de esta maldición, él se bendiga en su corazón, diciendo: Tendré paz, aunque ande en la dureza de mi corazón, a fin de que con la embriaguez quite la sed.
Salmos 81:12
Los dejé, por tanto, a la dureza de su corazón; Caminaron en sus propios consejos.
Jeremías 3:17
En aquel tiempo llamarán a Jerusalén: Trono de Jehová, y todas las naciones vendrán a ella en el nombre de Jehová en Jerusalén; ni andarán más tras la dureza de su malvado corazón.
Jeremías 7:24
Y no oyeron ni inclinaron su oído; antes caminaron en sus propios consejos, en la dureza de su corazón malvado, y fueron hacia atrás y no hacia adelante,
Mateo 19:8
Él les dijo: Por la dureza de vuestro corazón Moisés os permitió repudiar a vuestras mujeres; mas al principio no fue así.
Marcos 3:5
Entonces, mirándolos alrededor con enojo, entristecido por la dureza de sus corazones, dijo al hombre: Extiende tu mano. Y él la extendió, y la mano le fue restaurada sana.
Marcos 10:5
Y respondiendo Jesús, les dijo: Por la dureza de vuestro corazón os escribió este mandamiento;
Marcos 16:14
Jesús comisiona a los apóstoles(Mt. 28.16-20; Lc. 24.36-49; Jn. 20.19-23) Finalmente se apareció a los once mismos, estando ellos sentados a la mesa, y les reprochó su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que le habían visto resucitado.
Romanos 2:5
Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios,
Efesios 4:18
teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón;