Corrupción es una palabra que se usa a menudo para referirse al mal o al pecado en la Biblia. La palabra proviene del latín corruptio, que significa "alteración" o "perversión", y se usa para describir la desintegración moral y espiritual del ser humano. La corrupción se caracteriza por una desviación de los estándares de Dios y una abandono de los principios morales, que a menudo lleva a la destrucción de la vida y la felicidad de uno mismo y de los demás.
En la Biblia, la corrupción se define como una tendencia a hacer el mal y al deseo de satisfacer las necesidades egoístas a expensas de otros. La corrupción se presenta en muchos contextos, desde el pecado de los individuos hasta la desintegración de la sociedad. La Biblia dice que la corrupción es una característica inherente del ser humano, y señala que a medida que el mal aumenta, la corrupción se extiende. Por ejemplo, en Romanos 3:10-18, Pablo escribe que todos los seres humanos son corruptos y pecadores por naturaleza.
La Biblia también habla de la corrupción de la sociedad. La corrupción social se describe como el mal uso del poder político y la injusticia, la explotación de los pobres y la opresión de los débiles. Esto es destacado en la Biblia en muchos pasajes, como en Isaías 1:4-6: "¡Ay de la ciudad rebelde, contaminada por el pecado! ¡Ella no ha obedecido, no ha confiado en el Señor, ella no se acercó a su Dios! Sus nobles son como lobos que desgarran, sus jueces son como buitres que devoran. Sus profetas los enseñan a mentir y sus sacerdotes profanan lo que es sagrado".
Por último, la Biblia habla de la corrupción del mundo. Esto se refiere a la influencia de Satanás en el mundo, que lleva a la idolatría, la adoración de otros dioses y el pecado en todas sus formas. Esto se destaca en Jeremías 4:22-27, en el que el profeta dice: "¡He aquí, mi pueblo se ha vuelto estúpido, no tiene comprensión! Son hijos necios, sin entendimiento; son habilidosos para el mal, pero incapaces de hacer el bien".
En conclusión, la palabra corrupción se usa en la Biblia para describir la desintegración moral y espiritual del ser humano, el mal uso del poder político y la injusticia, y la influencia de Satanás en el mundo. La corrupción está en el corazón del ser humano, y a medida que el mal aumenta, la corrupción se extiende. La Biblia nos advierte acerca de los peligros de la corrupción, nos recuerda que debemos confiar en el Señor para salir del pecado y nos exhorta a luchar contra la corrupción.
Referencias:
Biblia Reina Valera 1960.
Última actualización: 15 marzo, 2023
Hemos encontrado los siguientes pasajes que hablan de corrupción:
Levítico 22:25
Ni de mano de extranjeros tomarás estos animales para ofrecerlos como el pan de vuestro Dios, porque su corrupción está en ellos; hay en ellos defecto, no se os aceptarán.
Job 17:14
A la corrupción he dicho: Mi padre eres tú; A los gusanos: Mi madre y mi hermana.
Salmos 14:1
Necedad y corrupción del hombre(Sal. 53.1-6)Al músico principal. Salmo de David. Dice el necio en su corazón: No hay Dios. Se han corrompido, hacen obras abominables; No hay quien haga el bien.
Salmos 49:9
Para que viva en adelante para siempre, Y nunca vea corrupción.
Hechos 2:27
Porque no dejarás mi alma en el Hades, Ni permitirás que tu Santo vea corrupción.
Hechos 2:31
viéndolo antes, habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue dejada en el Hades, ni su carne vio corrupción.
Hechos 13:34
Y en cuanto a que le levantó de los muertos para nunca más volver a corrupción, lo dijo así: Os daré las misericordias fieles de David.
Gálatas 6:8
Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna.
2 Pedro 1:4
por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia;
2 Pedro 2:19
Les prometen libertad, y son ellos mismos esclavos de corrupción. Porque el que es vencido por alguno es hecho esclavo del que lo venció.