El desierto es un término que se menciona con frecuencia en la Biblia y que tiene un significado profundo y simbólico. La palabra "desierto" proviene del latín "desertus", que significa "abandonado" o "solitario". En la Biblia, el desierto se refiere a menudo a un lugar geográfico real y árido, pero también representa una condición espiritual de soledad, prueba y purificación.
El desierto es un lugar inhóspito, donde la vida es difícil y donde el ser humano se enfrenta a la naturaleza en su forma más salvaje. En la Biblia, el desierto es el lugar donde el pueblo de Israel vagó durante cuarenta años después de salir de Egipto. Durante ese tiempo, el pueblo sufrió hambre, sed y otros sufrimientos. Sin embargo, también fue en el desierto donde Dios se manifestó a Moisés y donde el pueblo recibió la Ley y la Alianza.
El desierto es un lugar de prueba y purificación. En la Biblia, el desierto es el lugar donde los profetas se retiraban para buscar a Dios y recibir su mensaje. Jesús también se retiró al desierto durante cuarenta días antes de comenzar su ministerio público. En el desierto, Jesús fue tentado por el diablo, pero también fue fortalecido por el Espíritu Santo.
El desierto es un lugar de soledad, pero también de encuentro con Dios. En la Biblia, el desierto es el lugar donde Dios habla a su pueblo y se revela a él. El profeta Oseas describe cómo Dios atrae a su pueblo al desierto para hablarle al corazón y hacerle volver a él:
Por eso, yo la seduciré, la llevaré al desierto y le hablaré con ternura. Allí le devolveré sus viñedos, y transformaré el valle de Acor en una puerta de esperanza. Allí ella responderá como en los días de su juventud, como el día en que subió de Egipto. (Oseas 2, 14-15)
El desierto es también un lugar de salvación y de encuentro con el amor de Dios. El profeta Isaías describe cómo Dios hace brotar agua en el desierto para saciar la sed de su pueblo:
Yo abriré ríos en las alturas desoladas, y manantiales en medio de los valles; convertiré el desierto en estanques de agua, y la tierra seca en manantiales de agua. (Isaías 41, 18)
En resumen, el desierto es un lugar simbólico y profundo en la Biblia. Es el lugar donde el pueblo de Dios sufre, es probado y purificado, pero también es el lugar donde Dios se revela a su pueblo y lo salva. Es un lugar de soledad, pero también de encuentro con el amor de Dios.
Última actualización: 13 mayo, 2023
Hemos encontrado los siguientes pasajes que hablan de desierto:
Génesis 21:20
Y Dios estaba con el muchacho; y creció, y habitó en el desierto, y fue tirador de arco.
Génesis 21:21
Y habitó en el desierto de Parán; y su madre le tomó mujer de la tierra de Egipto.
Génesis 37:22
Y les dijo Rubén: No derraméis sangre; echadlo en esta cisterna que está en el desierto, y no pongáis mano en él; por librarlo así de sus manos, para hacerlo volver a su padre.
Éxodo 4:27
Y Jehová dijo a Aarón: Ve a recibir a Moisés al desierto. Y él fue, y lo encontró en el monte de Dios, y le besó.
Éxodo 8:27
Camino de tres días iremos por el desierto, y ofreceremos sacrificios a Jehová nuestro Dios, como él nos dirá.
Éxodo 8:28
Dijo Faraón: Yo os dejaré ir para que ofrezcáis sacrificios a Jehová vuestro Dios en el desierto, con tal que no vayáis más lejos; orad por mí.
Éxodo 13:18
Mas hizo Dios que el pueblo rodease por el camino del desierto del Mar Rojo. Y subieron los hijos de Israel de Egipto armados.
Éxodo 14:3
Porque Faraón dirá de los hijos de Israel: Encerrados están en la tierra, el desierto los ha encerrado.
Éxodo 14:11
Y dijeron a Moisés: ¿No había sepulcros en Egipto, que nos has sacado para que muramos en el desierto? ¿Por qué has hecho así con nosotros, que nos has sacado de Egipto?
Éxodo 16:10
Y hablando Aarón a toda la congregación de los hijos de Israel, miraron hacia el desierto, y he aquí la gloria de Jehová apareció en la nube.